Color floral para una blanca habitación

¿Qué podíamos hacer con dos puertas de los años 50 que ya no iban a ser usadas para su propósito original? Pues un precioso cabecero con el que dar vida y color al dormitorio. ¡Teníamos en nuestras manos un diamante en bruto!

El primer paso, como siempre, era limpiar la madera y retirar todo lo que no fuésemos a usar, en este caso los herrajes y el cristal ya que al querer usarlos de cabecero consideramos que eran partes peligrosas. En esta ocasión teníamos claro qué color queríamos, y era madera natural. El problema con el que nos encontraríamos es que a pesar de ser pino, son dos tipos de pino diferentes. Además, una de las puertas tenía un ataque de carcoma en una de las esquinas, lo cual teníamos que solucionar tratando con anticarcoma y dejándola en “cuarentena”.

Retirados los herrajes, cristales y barnices de las puertas ya podíamos ver cuan distintos eran los tonos de las maderas y, con un producto que elaboramos en el taller, nos pusimos a igualarlos. Una vez hecho esto solo teníamos que proteger la madera, nosotros decidimos usar aceite de linaza, el cual podéis encontrar en cualquier centro de bricolaje, para darle fuerza al aire rústico que tiene tanto la casa como las puertas. Ahora sí, solo nos faltaba darle algo de vidilla, con lo que emprendimos la marcha a Don Telas, proveedores de todo tipo de material para tapizar. Siempre que vamos nos atienden de manera excelente y nos asesoran genial hasta dar con el material más adecuado para cada proyecto que empezamos.

Muchas eran las opciones y todas muy bonitas. Lo que teníamos claro era que necesitábamos dar color al proyecto por lo que teníamos que dejar un poco de lado los colores neutros y tierra, cosa que no queríamos. Al final encontramos una tela con un fondo neutro y unas flores muy vivas sin ser estridentes. ¡Qué alegría! Ya solo teníamos que comprar unas espumas de densidad media-alta para que no se deforme el cabecero y una guata para dar un acabado más armonioso.

Tapizamos los hueco de uno en uno haciendo unas bases en la parte trasera con contrachapado, las cuales taparíamos con corovin. La parte más complicada era hacer coincidir todos los dibujos, pero con paciencia todo se logra. Finalmente el resultado fue un cabecero en dos piezas increíble. Da color y altura a la habitación, lo cual nos parece un efecto maravilloso!

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Un escritorio elegante